Protagonistas de la compensación, parte I

May 26, 2022
Protagonistas de la compensación, parte I
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Ante un mundo que se asfixia y se calienta entre gases de efecto invernadero, pensamos que hoy más que nunca es relevante conocer las soluciones que existen para transformar nuestra realidad. Una de éstas, son los bosques: ese conjunto de vegetación que ha habitado nuestro planeta millones de años antes de nuestra llegada y que es -no sólo un respiro- sino una solución a muchos de nuestros problemas. Las plantas en general poseen una propiedad contraria a la humana: son capaces de capturar dióxido de carbono en sus tejidos y en sus suelos, lo que significa que son grandes heroínas que luchan contra la crisis climática al compensar, es decir, secuestrar, estos gases contaminantes que los humanos decidimos emitir desmedidamente a la atmósfera -provocando una crisis global- y almacenarlos en sus cuerpos por una gran gran cantidad de tiempo.

La captura de carbono que ocurre en los bosques resulta de un universo de situaciones que van desde la biología misma de estos organismos y su necesidad de absorber carbono atmosférico para crecer y sobrevivir, hasta escenarios meramente antropocéntricas como lo es el creciente y novedoso mercado de carbono, el determinar el precio y la calidad de la compensación que esta vegetación realiza y la adicionalidad que esto genera para los humanos y la demás biodiversidad del mundo. Introduzcámonos un poco más en este espacio de conceptos, retos y soluciones tan revolucionario que nos ofrece -nuevamente- un respiro de aire limpio para enfrentar la crisis climática.



Toroto: ¿Cómo es que los bosques secuestran carbono? ¿Qué sucede en los árboles? ¿Cómo es que "inhalan" dióxido de carbono (CO2 ) y "exhalan" oxígeno?

Lucero: Podría decirse, de manera muy simple, que las plantas respiran a la inversa de los animales. Nosotros inhalamos oxígeno, lo utilizamos para producir energía y como resultado exhalamos dióxido de carbono. En cambio, las plantas "respiran" dióxido de carbono y por medio de la fotosíntesis, utilizan esta molécula para producir carbohidratos, los cuales son su principal fuente de energía. Los carbohidratos están compuestos de diferentes elementos que las plantas obtienen tanto del suelo como del agua a través de la absorción por la raíz, pero su única fuente de carbono es el dióxido de carbono que capturan del aire. Lo hacen a través de una estructura pequeñita que se encuentra mayoritariamente en las hojas llamada "estoma" que se encarga de llevar a cabo el intercambio de gases: inhalar dióxido de carbono, exhalar oxígeno. El crecimiento de las plantas está directamente relacionado con la producción de carbohidratos y, por ende, con el secuestro de carbono. Cuando hablamos de árboles, esto se ve traducido en la producción de lignina, que es el principal componente de la madera. Si lo vemos a nivel macro, el crecimiento de un bosque implica la captura de muchas toneladas de dióxido de carbono y su transformación en madera. Sin embargo, no sólo las plantas que producen madera capturan dióxido de carbono.



T: ¿Cualquier bosque puede secuestrar carbono? ¿Otros tipos de vegetación son igual de eficientes para secuestrar carbono?

L: Todos los bosques capturan carbono, pero no todos capturan la misma cantidad o al mismo ritmo. Esto cobra más sentido si lo comparamos con el crecimiento de un ser humano: un niño crece muchísimo, mientras que un adulto ya no crece. Así, los bosques jóvenes tienden a capturar una mayor cantidad de dióxido de carbono que los bosques maduros. Claro, esto no quita del valor de un bosque viejo, porque toda esa madera madura representa toneladas de carbono ya capturado que no está en la atmósfera. Es importante mencionar que, así como capturan dióxido de carbono, los bosques también liberan una cierta cantidad de este gas relacionada principalmente con la descomposición de materia orgánica que el ecosistema no es capaz de reintegrar. Sin embargo, un balance en un bosque sano siempre es positivo, es decir, siempre captura mucho más de lo que libera. Lo anterior es un buen indicador para conocer si algo no está en equilibrio o funcionando correctamente en el ecosistema. Con respecto a los demás tipos de vegetación, sí. Hay ecosistemas que promueven la captura de carbono no sólo en la madera de los árboles, sino también en el suelo, como es el caso de los manglares. Un manglar puede tener más carbono capturado en el suelo que en la madera. Algo similar sucede con la tundra, que es uno de los ecosistemas más eficientes para capturar carbono, sin embargo, a diferencia del manglar, la tundra en México no la tenemos.



T: ¿Qué implica manejar un bosque de manera sostenible para un proyecto de secuestro de carbono? ¿Por cuánto tiempo es viable el proyecto?

L: En algunas ocasiones, el objetivo de los proyectos de captura de carbono es asegurar el crecimiento futuro de bosques que están bajo una importante presión de cambio de uso del suelo. En otras, es que el bosque pueda capturar carbono a una velocidad mayor de la que tendría sin el proyecto. Esto se puede llevar a cabo a través de restauración ecológica, la cual busca remover las fuentes de disturbios que impactan negativamente la salud y resiliencia del bosque para que este pueda alcanzar un estado sucesional anterior a la perturbación, y por ende, continuar con su crecimiento natural. Puede ser que, por ejemplo, el pastoreo descontrolado impida que ocurra regeneración natural y no haya árboles jóvenes. Si se logra excluir el ganado de estas zonas, se establecerán plántulas a partir del mismo banco de semillas que ya está ahí, y con los años aumentará la cobertura forestal jóven, promoviendo el ciclo natural de crecimiento, muerte y regeneración que caracteriza a la vida y de la misma forma, la captura de carbono.

Ahora bien, para que esto suceda de una manera sostenible, invariablemente debe incluirse un componente socioeconómico, ya que prácticamente todo el territorio mexicano tiene dueño, producto de la redistribución de tierras que ocurrió con la Reforma Agraria. Si la restauración de un bosque no representa un beneficio tangible para los dueños de la tierra, sino un impedimento para mejorar su calidad de vida, el proyecto no es viable. El truco, y la parte más compleja, está en encontrar la combinación perfecta de prácticas que represente beneficios para todas las partes involucradas y que el proyecto detone un círculo virtuoso en lugar de uno vicioso. En el ejemplo concreto del pastoreo, es importante encontrar la manera de que el proyecto beneficie también a los ganaderos, quienes se verán en la necesidad de compensar el alimento excluido de la dieta de sus animales. Si se incluye un componente de gestión de pastoreo, fortalecimiento de capacidades y producción de alimento alternativo, es mucho más viable que estas personas se sumen al objetivo principal, que es recuperar la salud del bosque y capturar carbono como consecuencia. Tenemos ejemplos de gran impacto como lo son los sistemas de manejo silvopastoril.

Mientras todos los actores involucrados se beneficien de manera transparente y justa, el proyecto tendrá una larga vida porque estará en el interés de todas las partes que éste no termine. En este aspecto, es importante señalar la duración ideal de un proyecto de captura de carbono, el cual está relacionado con el tiempo promedio que una molécula de dióxido de carbono permanece en la atmósfera provocando calentamiento global. Este tiempo es de 100 años, por lo mismo, ésta es la duración para un proyecto en propiedad privada; cuando se implementa en propiedad social (es decir, ejidos o comunidades indígenas), lo máximo permitido por la Ley Agraria en México son 30 años, los cuales pueden extenderse año con año mientras los dueños de la tierra así lo deseen y lo vean conveniente. No obstante, sean 100 o 30 años, lo importante es que los procesos que conllevan la captura de carbono en los ecosistemas naturales ocurran a largo plazo, por lo que los proyectos de captura de carbono deben extenderse lo más posible en el tiempo, de lo contrario carecen de sentido.



T: ¿Cuál es la problemática que pone más en riesgo a los bosques y su función como sumideros de carbono?

L: Definitivamente lo que más pone en riesgo a los bosques es el cambio de uso del suelo. Éste puede tener distintas razones de ser, dependiendo de la zona. Para México: en la periferia de las ciudades, es el crecimiento de la mancha urbana; en el sur, es la explosión de la ganadería extensiva. La disminución de la cobertura forestal no sólo significa que haya menos bosques, sino que también impacta a la vegetación remanente, es decir, ese poco de vegetación nativa que aún nos queda, y su conectividad y dinámica con otras zonas forestales. La disminución de la cobertura forestal está relacionada con el aumento de la temperatura y el que las lluvias se comporten de manera cada vez más errática, agravando las sequías y estresando al ecosistema que continúa todavía en pie. De hecho, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Nature altamente sonado a finales del año pasado, este círculo vicioso puede resultar en que los bosques emitan más dióxido de carbono del que capturan.



T: ¿Cómo se mide la captura de carbono en un bosque? ¿Quién lo revisa? ¿Existe alguna regulación o normativa internacional que se encargue de ello?

L: La captura de carbono en un bosque se puede conocer midiendo el crecimiento de los árboles. Al medir el diámetro a la altura del pecho, la altura total, la altura de la copa e identificando la especie, se puede conocer el volumen y la densidad de la madera que el árbol contiene, y esto se puede traducir a toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e). Esta unidad es la misma que se utiliza para medir la contaminación de una empresa, convirtiéndose en una herramienta efectiva que nos permite comparar la contaminación que se genera con la captura de carbono, es decir, la cantidad de esa contaminación que se secuestra y por ende, se compensa. Afortunadamente, no es necesario medir todos los árboles del bosque, ya que a través de procesos estadísticos se seleccionan sitios de muestreo cuya medición resulta representativa para la totalidad del área del proyecto.

Es importante recalcar que no toda la madera que hay en un bosque se puede traducir a bonos de carbono, ya que el crecimiento vegetal previo al inicio del proyecto no puede contabilizarse como bonos porque ya existía; no es adicional. La captura de carbono que se puede convertir en bonos comienza a partir de que los dueños de la tierra deciden implementar el proyecto y se realiza la medición de línea base, que es el estudio que indicará cuánto carbono había al comienzo. A partir de aquí, todo el crecimiento representa bonos. Ahora bien, existen distintos protocolos internacionales que sirven para certificar que las mediciones de línea base y las estimaciones de producción de bonos no estén sobre o subestimadas, lo cual es muy importante porque estos proyectos deben estar lo más apegados a la ciencia y a la realidad posible. Los dos protocolos más utilizados en México son aquellos de la Reserva de Acción Climática de California (CAR, por sus siglas en inglés) y Verra.

(Fin de entrevista, encuentra la parte II aquí)



El mercado de carbono se encuentra en constante crecimiento y siempre adecuándose a las necesidades y exigencias de nuestro -también cambiante- planeta. Parte de este dinamismo ha generado sesgos y retos interesantes que resolver en virtud de construir un mercado más sólido, resiliente, pero sobre todo, justo. ¿Cuáles son estos retos y cómo resolverlos? Te invitamos a encontrar la respuesta en la parte dos de esta entrevista, que publicaremos muy pronto.

Sobre la entrevistada: Lucero trabaja en Toroto como Gerente Sr. de Operaciones Centro. Estudió la licenciatura en Biología y una maestría en Ciencias de la Sostenibilidad en la UNAM. Lo que más le gusta de la naturaleza es la diversidad de formas de vida que hay y la relación que distintas culturas han creado con ellas. En su tiempo libre le gusta ver a sus amigos y visitar lugares al aire libre.



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