Nuestra huella de carbono digital



Ciudad de México: ¿Te has preguntado cómo ha aumentado nuestra huella de carbono digital a nivel mundial como resultado de la crisis de COVID-19?
Quedarse en casa es difícil. Hemos perdido nuestra libertad para ir a trabajar, ir al gimnasio, ir a bares, al cine, a parques, museos o para viajar. Hemos perdido nuestra libertad de acercarnos a las personas sin sentir miedo.
Así que todos estamos resistiendo. Comenzamos a trabajar desde casa, nos ejercitamos gracias a nuestros teléfonos o subiendo y bajando las escaleras, vemos más televisión, hacemos siestas, cocinamos y conversamos por zoom.
¿Pero qué pasa si la World Wide Web se cae? ¿Resistiremos? Seamos realistas: no. Dependemos de este espacio digital para sobrevivir. Entonces, sí, apuesto a que nuestra huella de carbono digital ha aumentado exponencialmente desde que comenzó esta crisis (e históricamente también).
La primera pregunta es: si cada individuo reduce su huella de carbono digital, ¿se reducirán significativamente las emisiones globales de gases de efecto invernadero?
Si lo buscas en Google, encontrarás innumerables artículos que afirman que nuestra huella de carbono digital individual se ha vuelto loca (1) a lo largo de los años y que debemos cambiar estos patrones nosotros mismos si no queremos que la crisis climática nos afecte más. (BBC, Reset, Mozilla)
Probablemente ya has escuchado lo que necesitamos cambiar: "Apaga tu computadora, desconecta tus dispositivos, termina con el consumo vampiro de energía". Aquí hay cuatro razones por las que deberías preocuparte:

Entonces, ¿nuestras elecciones individuales son suficientes para marcar la diferencia?
En 2017, Greenpeace (2) lanzó la campaña #clickclean para denunciar a las empresas de tecnología que funcionan con combustibles sucios; en la lista negra agregaron Twitter, Netflix, HBO y SoundCloud para mencionar algunas.
Pero al comparar números que contrastan la responsabilidad individual versus lo que dice la industria de Tecnología de la Información (TI) ... ¿adivina qué? Los números no coinciden:

Aquí hay un informe sorprendente de Ericsson (3): contrariamente a la creencia popular, argumentan (tanto en su informe en línea como a través de SoundCloud) que la prensa está difundiendo "fake news" diciendo a las personas que son ellas las responsables del exceso de su huella de carbono digital.
"¿Alguna vez te has preocupado de cómo tus actividades en línea impactan el clima? Según este informe, el verdadero impacto puede ser mucho menor de lo que piensas ".
¡FALSO!
Luego, sólo hace un mes, Expert (4), creador de sitios web, publicó un informe con gráficas convincentes, pidiendo a los individuos cambiar sus hábitos.
¿Pero podemos confiar en estos números?
Tendríamos que profundizar más para descubrir qué hay detrás de este debate inútil entre la responsabilidad individual y colectiva que compartimos de nuestras huellas de carbono digitales.
Ya sea que decidamos cambiar nuestro comportamiento individual o pedirle al sector de TI que eleve sus estándares, estamos juntos en esto.
Lo cierto es que la población sigue creciendo, el acceso a Internet también y el universo digital se está expandiendo rápidamente.
Por lo tanto, necesitamos repensar no sólo el tiempo que pasamos en la RED, sino también la fuente de energía que alimenta este sistema. ¿Qué tan rápido podemos pasar a un futuro que funcione con energía 100% renovable?
Ésa es la pregunta.
Fuentes
1) Berners-Lee, Mike. "How bad are bananas? The Carbon Footprint of Everything". Greystone Books, 2011.
2). Cook, Gary. "Clicking clean: who is winning the race to build a green Internet?". Greenpeace, 2017.
3). "A quick guide to your digital carbon footprint". Industry Lab / Ericsson, 2020.
4). Monaghan, Maura. "The World's Digital Carbon Emissions Per Minute". Website Builder Expert. April 6, 2020.
Monica Lafon es periodista ambiental independiente. Obtuvo su licenciatura en Periodismo y Ciencias Políticas en la Universidad de Concordia y su maestría en Política Ambiental en Sciences Po Paris.
Explora reflexiones, investigaciones y aprendizajes de campo de nuestro trabajo en la restauración de ecosistemas.