La energía que consumes termina en el cielo

June 30, 2022
La energía que consumes termina en el cielo
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Este artículo forma parte de una serie de tres. Conoce más sobre el Alcance 1 aquí, y sobre el Alcance 3 acá.

Toda actividad humana produce emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que -en mayor o menor medida- genera una consecuencia climática. Esta es una verdad difícil de aceptar, sin embargo, importante de tener siempre presente, más a la hora de pensar y accionar de manera ambientalmente responsable. Existen algunas emisiones que son directas, y otras, un poco más difíciles de percibir, que llamamos indirectas. Las directas, también conocidas como emisiones de Alcance 1, responden a aquellas emisiones que provienen de fuentes que son propiedad o son controladas por la empresa que las produjo; de las indirectas, Alcance 2 y 3, indagaremos más adelante de forma separada. Este artículo es la segunda parte de una serie de tres cuyo objetivo es profundizar en estos alcances de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): para las emisiones de Alcance 1, ya hemos hablado de su definición, el marco de contabilidad y reporte en el que se basan y algunos otros puntos importantes como los retos que representa medirlas, pero sobre todo, la importancia de aprender a mitigar estas emisiones de manera correcta. Esta historia comenzó hace tiempo explicando las emisiones de Alcance 1 y hoy, a mitad de este camino, hablaremos sobre las emisiones de Alcance 2.

Empecemos por definir cuáles son y qué las caracteriza: el Alcance 2 hace referencia a todas las emisiones generadas por la compra y uso de electricidad (aunque también puede ser energía térmica) que una empresa puede llegar a ocupar. Si bien estas emisiones ocurren físicamente en los sitios donde se genera la electricidad (o el calor), es decir, en una central eléctrica/térmica, también son contabilizadas en los reportes de las empresas que compran y usan esta energía, como por ejemplo, algo tan común y necesario como cargar una computadora, el uso de focos en una oficina o incluso la imprescindible cafetera eléctrica.

Una de las mejores prácticas es utilizar el método de contabilidad más preciso y transparente que muestre nuestras emisiones reales, así como las reducidas

Con todo lo anterior pueden surgirnos varias dudas que esperamos contestar más adelante a lo largo del texto, pero empecemos por el cuestionamiento base: ¿para qué conocer las emisiones de Alcance 2?

Más allá de la voluntad de algunas empresas por mitigar y reducir sus emisiones para encaminarse en una estrategia climática, conocer las emisiones de Alcance 2 es fundamental porque muchas veces corresponden a la principal fuente de emisiones, es decir, representan una de las mayores fuentes de GEI a nivel mundial. Sin embargo, es una realidad que ninguna estrategia climática se encuentra completa sin tener el panorama integral, por lo que para conocer la huella de carbono de una empresa es necesario sumar los tres tipos de alcances: Alcance 1, Alcance 2 y Alcance 3.



La medición como punto de partida

Debido a la complejidad que podría representar medir emisiones conocidas como "indirectas" es pertinente preguntarnos ¿cómo medimos emisiones de Alcance 2? Según la Guía de Alcance 2 del Protocolo de GEI -un estándar a través del cual las empresas pueden tener más claridad sobre buenas prácticas al reportar sus emisiones- éstas se deben dar a conocer de dos maneras:

Un enfoque basado en la ubicación, que refleja la intensidad de las emisiones promedio de las redes locales o nacionales en las que se produce el consumo de energía y un enfoque basado en el mercado, que refleja las emisiones de la generación de electricidad que las empresas eligen, es decir, las emisiones por elección de compra que pueden ser diferentes de la electricidad que se generó localmente. De acuerdo a los Science Based Targets (SBTi) -que son una iniciativa que permite alinear los objetivos voluntarios de reducción y mitigación de emisiones del sector privado con el objetivo global del Acuerdo de París- ambos enfoques tienen particularidades únicas. La contabilidad basada en la ubicación tiene el inconveniente potencial de que las empresas pueden contabilizar las reducciones de emisiones a nivel de red que no están relacionadas con las prácticas de adquisición e inversiones de las empresas. La contabilidad basada en el mercado utiliza instrumentos contractuales que vienen en una amplia gama de tipos: desde acuerdos de compra de energía (mejor conocidos como PPAs) hasta certificados de energía renovable (también llamados RECs) que le permiten a la empresa que los adquiere reducir sus emisiones.

Hace falta algo: más transparencia y más vinculación para generar acción climática de calidad

Ahora bien, resolvamos una nueva duda que seguramente surgió con lo dicho anteriormente: ¿cómo funcionan los RECs? ¿Por qué tienen la capacidad de reducir emisiones de Alcance 2? Los certificados de energía renovable funcionan como moneda de cambio dentro del mercado de energías renovables. Un REC equivale a 1 Megawatt-hora (MWh) generado con una fuente renovable de energía y éste es vertido a la red eléctrica local o nacional. Esto último es indispensable para comprender cómo es que la compra de un certificado ayuda a reducir tus emisiones de Alcance 2, y es que los productores de energía renovable no pueden distribuir ésta de forma directa a una empresa, por lo que la energía se vierte a la red general eléctrica. Entonces, ¿esto significaría que es imposible distinguir entre energía renovable y energía no renovable? Por fortuna, no es imposible: para resolver esta situación, con cada REC vertido en la red energética local o nacional, un certificado es generado, de tal forma que se tiene registrado qué cantidad de energía pertenece a qué fuente y por lo tanto, éstos pueden ser monetizados y contabilizados.

Sabemos que con toda la información anterior las emisiones de Alcance 2 podrían verse como una pesadilla incomprensible, sin embargo, ahora ilustraremos estos conceptos de mejor manera con varios ejemplos:

Supongamos que una empresa reporta sus emisiones bajo el método basado en la ubicación. Estas emisiones estarán en función del factor de emisión del sistema eléctrico local o nacional -siendo un valor que se encuentra expresado en toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e) por MWh- generado por las centrales de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para el caso de México. Sin embargo, si alguna empresa decide comprar energía renovable mediante un PPA o RECs -emisiones que generalmente son menores al provenir de una fuente limpia- tendrían una "reducción" de sus emisiones, sin embargo, esta reducción no se contabiliza en el método basado en la ubicación (porque en la central eléctrica/térmica las emisiones generadas reales fueron otras). Ahora bien, imaginemos que en México se emiten aproximadamente 0.423 tCO2e/MWh. Si tu consumo de electricidad fue de 100 MWh, tus emisiones de Alcance 2 -bajo el método basado en la ubicación- son de 42.3 tCO2e (es una simple multiplicación). Sin embargo, si compras 10 RECs para reducir tus emisiones, quiere decir que de los 100 MWh, 10 MWh los generaste de una forma limpia por lo que tus emisiones -bajo el método basado en el mercado- ahora serían lo correspondiente a 90 MWh, valor que si multiplicamos por 0.423 tCO2e/MWh (que representa las emisiones de la central eléctrica de la que percibes energía), ahora resulta en 38.07 tCO2e, es decir, en una disminución. ¿Aún hay dudas? Veamos otro ejemplo:

Supongamos que una empresa emite 15,000 toneladas de CO2e por Alcance 2 y dentro de su política de sostenibilidad ha fijado la meta de adquirir un porcentaje de energía de una fuente renovable, como la solar o eólica, por lo que decide comprar una cantidad concreta de RECs, que le permiten reducir sus emisiones de Alcance 2 hasta un 50%. Visto desde una perspectiva de contabilidad y reporte de emisiones de GEI, la empresa en cuestión indicaría que las emisiones de Alcance 2, bajo el enfoque basado en el mercado, serían de 7,500 tCO2e (o del 50% de sus emisiones totales) a diferencia del enfoque basado en la ubicación donde se reportaría la cantidad total, es decir 15,000 tCO2e. Como podemos ver con ambos ejemplos, los valores de emisiones varían ampliamente, por lo que ante este tipo de situaciones siempre la mejor práctica será reportar ambos enfoques, ya que al comunicar únicamente uno de ellos puede ocasionar mal interpretaciones y sesgos que conduzcan a conclusiones erróneas.

Dicho lo anterior, debemos decir que los RECs no son todo perfección. Recientemente recibieron una crítica en un estudio publicado en Nature que afirma que este tipo de instrumentos (permitidos tanto por el Protocolo de GEI, como SBTi) están llevando a las empresas a sobrestimar sus recortes o reducción de emisiones de GEI de Alcance 2. Veamos qué dice este estudio:

"El uso generalizado de RECs ha llevado a una estimación inflada de la efectividad de los esfuerzos de mitigación. El análisis basado en los informes de emisiones de 115 empresas mostró que las trayectorias de emisiones recientes (datos de 2015 a 2019) no se alinearon con el objetivo del Acuerdo de París de 1.5 °C a pesar de que parecían hacerlo. Las empresas informaron una reducción del 31% en las emisiones relacionadas con la energía comprada, pero dos tercios de esa reducción se basan en los RECs, por lo que es poco probable que sea una reducción real de las emisiones." (Bjørn et al., 2022)

Casi el 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero se pueden atribuir a la generación de energía

Lo anterior resulta en una crítica alarmante ya que indica que algunas prácticas para reducir las emisiones de Alcance 2 -las cuales en muchas empresas pueden representar una alta contribución de su huella de carbono total- como los RECs, pueden no ser adicionales, es decir, no conducen a una capacidad de generación renovable adicional o reducciones reales de emisiones. Lo anterior también va de la mano con la realidad de muchas corporaciones que optan por no generar un cambio de raíz para cumplir con su estrategia climática.



La transparencia como mejor aliado climático

Debido a la posibilidad real de sobreestimar metas de reducción, ¿cuáles son las mejores prácticas que reflejan un verdadero compromiso para reducir emisiones de Alcance 2? La primera siempre será utilizar el método de contabilidad más preciso y transparente que muestre nuestras emisiones reales, así como las reducidas, por lo tanto reportar ambos enfoques es la mejor práctica que podemos llevar a cabo.

Ahora bien, aún reportando ambos enfoques, existen otras buenas prácticas para la reducción de emisiones de Alcance 2 por las que las empresas pueden optar de forma adicional y que permiten un mayor entendimiento sobre cuánto y cómo es que están reduciendo sus emisiones:

  1. Acuerdos de compra de energía (PPAs): es un contrato que ocurre entre un comprador cualquiera -generalmente una empresa- y el desarrollador de un proyecto de energía renovable. Los PPAs permiten a una corporación lograr objetivos de uso de energía renovable y reducciones de emisiones de Alcance 2 a gran escala y durante un largo periodo de tiempo.
  2. Generación de energía renovable in situ: esta es una de las medidas más habituales, la cual consiste en la utilización de fuentes renovables (como la solar fotovoltaica) para generar la electricidad en el punto de consumo.
  3. Eficiencia energética: implica el uso de menos energía para realizar la misma tarea o producir el mismo resultado. Esta puede ser una medida igual de importante como las anteriores. Un ejemplo de esto es el control de encendido y apagado automático de motores, luminaria o cualquier otro dispositivo de alto consumo eléctrico.



La intersectorialidad como fin

El sector energético en México se caracteriza por estar en su mayoría formado de fuentes de energía no renovables a escalas humanas, como lo son el carbón mineral y los hidrocarburos. Desde que se da el proceso de extracción de los depósitos geológicos hasta la llegada de electricidad a tu oficina, el planeta se sofoca de más y más gases de efecto invernadero. Aún cuando los esfuerzos tanto gubernamentales como del sector privado por hacerle frente a la contaminación y a la crisis climática son de aplaudir y cada vez más las energías renovables han logrado posicionarse en nuestro país, en el mundo y en nuestros marcos de contabilidad y reporte de emisiones, esto no es suficiente. Hace falta algo: más transparencia y más vinculación para generar acción climática de calidad.

La electricidad la utilizamos para un enorme abanico de labores: desde situaciones meramente domésticas como cargar un celular o accionar una licuadora, hasta procesos de alto consumo como mantener el motor de algún dispositivo de una empresa petrolera o agrícola funcionando. Abrimos este texto diciendo que toda actividad humana tiene una consecuencia climática, sin embargo, no todas impactan de la misma manera. Casi el 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero se pueden atribuir a la generación de energía (Sotos, 2021), donde la mitad de esta energía es utilizada por entidades industriales, por lo que no: una licuadora no impacta lo mismo que una campana de extracción, la cual no impacta igual que un sistema de refrigeración. Sabemos que tanto la causa original, como la solución tangible y real se encuentran en el sector privado y empresarial, así como la presión que la sociedad civil pueda exigir a los tomadores de decisiones, por lo que desde nuestro quehacer en Toroto, nos sentimos plenamente comprometidos con generar un cambio -y uno que sea palpable y sobre todo, respirable.

Sea cual sea la medida óptima para reducir las emisiones de Alcance 2 por la que una empresa opte, en Toroto nos apegamos a las mejores prácticas de contabilidad y reporte de emisiones de GEI, así como al diseño de planes que busquen una verdadera reducción y permitan a las empresas lograr sus objetivos climáticos. Una estrategia climática no es comprar instrumentos de certificación de energía renovable únicamente; una estrategia climática involucra la concientización y el compromiso de generar un cambio de raíz, involucrando a diferentes actores y aprendiendo de sus diversas formas de encarar esta problemática.



Sobre los autores:

Juan Carlos es Analista de Gestión de Carbono en Toroto. Es ingeniero en energías renovables. Disfruta el mar, el deporte y conocer nuevos museos.

María es Analista de Gestión de Carbono en Toroto. Es ingeniera física de la IBERO. Le fascina la arqueología, México, las artes y reírse. Cree que juntos lo podemos todo.



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