La agrobiodiversidad: Cultivemos y comamos más diverso.

March 3, 2022
La agrobiodiversidad: Cultivemos y comamos más diverso.
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¿Qué es la agrobiodiversidad?

Agrobiodiversidad es toda diversidad silvestre y domesticada de plantas, animales, hongos y microorganismos, incluidos los paisajes en los que se encuentran (Casas y Vallejo, 2019). Esa heterogeneidad permite una amalgama de procesos ligados entre sí, que son afectados y a la vez afectan, las actividades humanas. La FAO (2004) nos dice que al hablar de agrobiodiversidad también estamos incluyendo la diversidad de especies no cosechadas que sustentan la producción, por ejemplo: depredadores y polinizadores. Estos elementos sustentan los agroecosistemas en todas sus formas: agrícolas, pastorales, forestales y acuáticas.

La variedad y la variabilidad en la agrobiodiversidad son elementos de suma importancia. La variedad es la diversidad que existe dentro de los individuos de una misma especie, por ejemplo si pensamos en los distintos tipos de maíz que existen en México: cacahuacintle, mushito de Michoacán, azul, olotón o cónico (entre muchísimos más). Por otro lado, la variabilidad es una tendencia que tienen los genotipos de una población para diferenciarse, es decir, la variación en el material genético de una especie o población (Rimieri, 2017). La variabilidad puede suceder debido a mutaciones (que es cualquier cambio en una secuencia de ADN) o a una combinación de genes que sucede durante la reproducción de gametos.

Como puedes imaginar, todo esto no sería posible sin la intervención del ser humano desde hace aproximadamente 10,000 años; esa relación entre el ser humano y el ecosistema donde habita se conoce como etnoecología. A su vez, da origen al conocimiento local de nuestros pueblos originarios que se transmite de generación en generación.



México es centro de origen y de domesticación

Para contextualizar, un centro de origen es el espacio geográfico donde ocurrió el origen de una especie o población. Estas especies al dispersarse, reproducirse o mutarse dan origen a nuevas especies que forman centros de diversificación, por lo que un centro de diversificación puede no ser su centro de origen (CONABIO, 2020). Por otro lado, un centro de domesticación es un área en la que se selecciona la población silvestre en cuanto a su genética o fenotipo; el proceso requiere de un largo tiempo y a veces es necesario comenzar varias veces dependiendo de la intervención del ser humano. Para que la domesticación suceda, los campesinos seleccionan y siembran las semillas de las plantas que consideran de mejor calidad, lo que es parte del conocimiento consuetudinario. Cada ciclo agrícola los cambian y se van diferenciando genéticamente de otras regiones. Esta es una de las razones por las que en México existen 64 variedades de maíz (Sánchez et. al., 2000).

Entre 1920 y 1940, un agrónomo-genetista ruso de nombre Nikolai I Vavilov realizó expediciones únicas en el mundo y recabó información sobre la variación de las diferentes especies cultivadas. En aquel entonces su trabajo serviría al gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pero su estudio realmente sirvió a todo el mundo para maravillarnos con el endemismo en el planeta y las actividades milenarias de domesticación. Después de su extenso estudio, Vavilov propuso ocho centros de origen:

1. China,

2. India y la región Indo-Malaya,

3. Asia Central, incluyendo Pakistán, Punjab, Kashmir, Afganistán y Turkestán,

4. Cercano Oriente,

5. Mediterráneo,

6. Etiopia,

7. Sur de México y Centroamérica,

8. Sudamérica (en Ecuador, Perú, Bolivia, Chiloé en Chile y la región Brasil-Paraguay).



La riqueza biológica de México y por qué es importante

México es un país tropical montañoso con un elevado número de endemismos (especies características de un espacio geográfico concreto) y presenta ambientes marinos templados en el Pacífico y tropicales en el Golfo de México y Caribe (Plascencia et.al., 2011), lo que significa que en nuestro país existe una variedad privilegiada de ecosistemas y de especies.

Por este motivo, México forma parte de un selecto grupo de países a nivel mundial a los que se les denomina países megadiversos porque albergan el 70% de todas las especies de flora y fauna del planeta; solamente el territorio mexicano aloja el 10% de la riqueza biológica del planeta (INECOL, 2021). En esta vasta riqueza biológica se incluye la agrobiodiversidad, que representa no sólo la variada dieta de los mexicanos sino también los conocimientos médicos tradicionales, las materias primas utilizadas para elaborar ciertos productos y aquellos conocimientos colectivos sobre el clima y la siembra. Para ilustrar la importancia de la agrobiodiversidad en nuestro país, el 15.4% de todas las especies que constituyen el sistema alimentario mundial se encuentran en México (Boege, 2009:18) ¡Piensa cuánta riqueza existe en nuestra tierra!

Además, la agrobiodiversidad ayuda a mantener los ciclos hidrológicos, la fertilidad de los suelos a través del ciclo de nutrientes y la descomposición orgánica, controla la erosión y aporta en la regulación de las plagas y en la polinización. En resumen, favorece la capacidad de recuperación de los socio-ecosistemas cuando se enfrentan a catástrofes.

La agrobiodiversidad en México enfrenta diversas amenazas como el cambio climático, la agricultura tecnificada en monocultivo, la degradación de suelos, la contaminación, el uso intensivo y creciente de agroquímicos, la sobreexplotación del suelo y del agua, la introducción de especies exóticas -especies que pertenecen a un ecosistema distinto-, la desaparición de áreas cultivables debido a la migración, y sobre todo, las preferencias de compra, que es un factor decisivo para la producción agrícola ya que se sustituyen las variedades locales por variedades modernas, causando erosión genética. Este es otro elemento esencial a tomar en cuenta; la erosión genética se refiere a la pérdida de genes individuales y de combinación. Debido a que los agricultores sustituyen en el cultivo tradicional las variedades existentes por aquellas comerciales, éstas se reducen y dan paso a plagas nuevas para el ecosistema.

A nivel mundial, los hábitos de consumo de alimentos se han vuelto cada vez más parecidos entre sí. Dependemos de tres cultivos principalmente: maíz, trigo y arroz. Como resultado de este patrón, miles de plantas cultivadas ya no se utilizan, a pesar de contar con altos valores nutricionales. Como resultado, la pérdida de esta enorme variedad de plantas perjudica no sólo nuestra nutrición, sino también la capacidad de recuperación de los ecosistemas agrícolas frente a las amenazas anteriormente descritas.



¿Cómo podemos contribuir a mitigar las amenazas que afronta la agrobiodiversidad en nuestro país?

Hace algunos años se consideraba que la mejor forma de conservar la agrobiodiversidad era ex situ, es decir, fuera del espacio donde se cultiva la semilla, principalmente en bancos de germoplasma. Actualmente se reconoce que lo óptimo para conservar, mejorar y aprovechar la agrobiodiversidad es in situ, en su hábitat. Mejor aún si es en la misma parcela haciendo uso de las semillas, ya que además es una estrategia para que las especies agrícolas sigan evolucionando.

No obstante, como consumidores podemos hacer mucho. En primera instancia, ampliar nuestro conocimiento sobre la extensa agrobiodiversidad en México, reflexionar sobre nuestros hábitos de compra y buscar la manera de vincularnos de manera directa con los productores.



Referencias

Boege, E. (2009). Centros de origen, pueblos indígenas y diversificación del maíz Ciencias, Núm. 92 - 93, octubre-marzo, pp. 18-28 Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Casas A. & M. Vallejo, 2019. Agroecología y agrobiodiversidad. En: Merino P. L. Crisis ambiental en México. Ruta para el cambio. Universidad Nacional Autónoma de México, México pp.99-117.

Centros de origen y diversificación | CONABIO. Biodiversidad Mexicana. (2021). Consultado 7/10/2021. Recuperado de: https://www.biodiversidad.gob.mx/genes/centrosOrigen.

Rimieri, P. (2017). La diversidad genética y la variabilidad genética: dos conceptos diferentes asociados al germoplasma y al mejoramiento genético vegetal. BAG. Journal of basic and applied genetics, 28(2), 7-13. Consultado 07/10/21. Recuperado de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1852-62332017000300001&lng=es&tlng=es.

Plascencia, R.L.; Castañón A.; Raz-Guzmán, A. (2011). La biodiversidad en México su conservación y las colecciones biológicas Ciencias, Núm. 101, enero-marzo, pp. 36-43 Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Sánchez, J; Goodman, M; and Stuber, W. (2000). Isozymatic diversity of the races of maize of the Americas. Maydica 45: 185-203.

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