¿Cómo afecta el cambio climático a la soberanía alimentaria de las comunidades? Pláticas y perspectivas con Doña Gloria Ramírez

September 22, 2022
¿Cómo afecta el cambio climático a la soberanía alimentaria de las comunidades? Pláticas y perspectivas con Doña Gloria Ramírez
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Existe un objetivo global que -más allá de ser nombrado por la Organización de las Naciones Unidas como prioritario para el desarrollo sostenible- representa una necesidad en la que toda la humanidad converge: llegar al hambre cero, es decir, que no exista un sólo ser humano que muera a causa de falta de alimento. Si bien muchos discursos nos han hecho creer que la hambruna es el problema, hoy nos queda más claro que nunca que la industrialización de la alimentación y la repartición desigual e injusta de los recursos naturales y económicos son una de las causas más influenciales de la crisis social, ambiental y climática con la que lidiamos.

En 1996, durante la Cumbre Mundial de la Alimentación, surge un concepto que busca resolver la problemática del hambre en el planeta, y que va mucho más allá de cualquier intento de seguridad alimentaria. La Vía Campesina, un movimiento campesino internacional, pone en la agenda lo que hoy conocemos como soberanía alimentaria, un concepto que implica el derecho de los pueblos y comunidades -quienes producen aproximadamente el 70% del alimento que se consume globalmente- de decidir sobre sus formas productivas, su política agraria, el libre acceso a semillas, la protección ante políticas neoliberales que buscan eliminar sus productos del mercado y la revalorización de alimentos de temporal, culturalmente apropiados, sanos y sostenibles (ETC Group, 2017; La Vía Campesina, s.f.).

Aunque no parezca tan evidente, la industria alimentaria convencional es causante de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que propician la crisis climática que vivimos, y esto debido a la cantidad de insumos como fertilizantes, agrotóxicos y maquinaria que utilizan para producir una porción mínima de alimentos, de acceso limitado, que atenta contra la agrobiodiversidad y poco sostenible. Si bien los diferentes países del mundo tienen acercamientos desiguales a la alimentación, podría decir con certeza que México es de esos pocos que aún lucha, día con día, por la soberanía alimentaria de su gente. ¿Qué nos detiene a llegar? Entre muchos otros factores, la crisis climática atenta contra cualquier intento de autogestión de las comunidades.

Y es que dicen: "ya fumigué" pero no se murió la hierba, así que le echan más y más. Ahí amuelan el suelo, la tierra y se mueren pajaritos, se mueren las colmenas, se mueren los conejos, se muere todo porque se envenenan.

En esta entrevista hablamos con Doña Gloria Ramírez Islas, una mujer que nació y creció en Apan, Hidalgo, con una estrecha relación con el campo y el huerto de traspatio que encarecidamente cuida y procura, y que hoy en día, todo lo que alguna vez conoció, cultivó y comió, peligra debido a la falta de lluvias producto de los efectos del cambio climático.

Vista al valle de Apan, Hidalgo

Sandra: ¿Usted es originaria de Apan? ¿Cómo era Apan antes?

Doña Gloria: Claro que sí, yo soy de aquí. Yo viví en un ranchito más pobrecito, era mi casa de piedra. Hoy en día somos todavía humildes. La humildad es lo primero. Ya vieron mi casita, me gustan las plantas, sembrar y trabajar el campo. Sé raspar un maguey, sé raspar para el aguamiel y para el mixiote. Mi papá me enseñó a eso; mi papá se dedicaba al pulque, era él antes tlachiquero. En ese tiempo, todo Apan era pulquero, y lo es un poco todavía, pero ya no como antes. Antes había muchísimo maguey. Los llanos de Apan tenían harto maguey y ahora ¿dónde tiene maguey el llano? Ya está pelón. Siento que ahora los que siembran la tierra ya no les gusta su tradición, porque el químico es más fácil. El maguey retiene la tierra y ahora ya las personas lo tiran, ya no vuelven a sembrar, el agua con el tiempo se lleva la tierra y se van adelgazando las tierras porque el agua se las está lleve y lleve. Antes la gente hacía zancas y le ponían maguey y nopal para que se retuviera la tierra; ahora ya no vemos nada de eso, ya nadie se dedica a nada de eso. En las tierras antes se usaba el abono de los animales y esa tierra daba de comer: que los quintoniles, que las verdolagas, que los quelites, que los romeros, todo eso se daba. Y ahora con el químico para la cebada y la falta de lluvias, ya no hay nada.



S: ¿Cómo fue este cambio de maguey a cebada?

DG: Ya no les interesó el maguey, ya sólo fue levantar la cosecha, hacer dinero de la cebada y ya nadie plantaba maguey, ni milpa, ni nopal, ni nada. Los terratenientes ya sólo se dedican a lo de los químicos, que fue desde antes de Vicente Fox [hace más de veinte años]. Antes todavía los llanos se veían amarillos de flor. De todititas las flores que se daban para las abejitas, ahora tú vas al llano y lo que ves es pura cebada. No ves nada de flor. Y es que dicen: "ya fumigué" pero no se murió la hierba, así que le echan más y más. Ahí amuelan el suelo, la tierra y se mueren pajaritos, se mueren las colmenas, se mueren los conejos, se muere todo porque se envenenan. Y lo malo es que ellos se encargan de la floración.

Caminando con Doña Gloria y Don Ramiro en su huerto "perdido" por la falta de lluvias

Está la situación crítica porque no tenemos floración para las abejas, no tenemos agua para los cultivos. No ha llovido, no hay cosecha.

S: Desde que tiene recuerdo, ¿se usan tractores y maquinaria en Apan? ¿Qué le hace la maquinaria al suelo?

DG: No, las máquinas y el químico son nuevas. Antes sólo teníamos la yunta. Siempre fue la yunta y de vez en cuando alguien con un tractor. Yo me acuerdo que antes se usaba mucho el abono de los animales, antes se iba uno a caminar, se traía uno un bote de verdolagas, ibas a traer de todo pa' comer. Antes sembrábamos mucha haba, y esa haba nomás con abonito se daba. Sin fumigar y sin nada. Uno iba por bolsadas, se traía harta haba del monte. Y así era. Que si frijol, calabaza. Yo me acuerdo que el campo era bien bonito antes porque ibas a caminar y había flores. Que gallitos, que estrellitas, que campanitas. Y antes me decía mi abuela, "órale hija, párese a arreglar el patio, barra el patio y llénenlo de flores" y nos parábamos a juntar todas las flores. Era tan bonito el campo que para día de muertos ya estábamos comiendo elote. La lluvia sí llegaba. Ahora yo no sé qué tanto le hacen a la tierra, porque entre tractores y máquinas y químicos ya sólo la amuelan. Ya no crece nada, nomás lo que uno quiere que crezca.



S: ¿Por qué un huerto de traspatio? ¿Qué cultiva en él?

DG: Me gusta mucho la haba, el frijol, el alberjón, el maíz. Lo que más me gusta sembrar son frutales. Eso es benéfico para nosotros y también le hacemos un bien al planeta. Hay que sembrar más flores para que las abejitas vengan. Me gustaría que donde hay tierra que no tiene nada, pues hay que sembrar arbolitos, sembrar maguey, sembrar nopal, sembrar frijoles, sembrar comida, porque eso ayuda al planeta. Hay una parte donde queremos poner un arbolito, pero antes era nomás puro tepetate. Arriba le pusimos tierra y abono y nopalitos y maguey y ya el suelo está mejor, ya podemos sembrar ese arbolito. La calabaza también me gusta mucho, los chilacayotes también. Para comer nunca me faltan chícharos, flor de calabaza, elotes, con una salsa de chinicuil. Nosotros fuimos a recoger todo el maguey que las personas tiran y que no lo vuelven a plantar y nosotros lo traemos e hicimos planterío. Ahí tengo mi plantío de maguey chinicuilero, por lo que yo ya no tengo esa necesidad de ir a buscar y a tirar magueyes y lastimar el suelo. Yo ya planté unos aquí, y de uno mismo sale la salsa. Hoy comimos quintoniles, tunas, flor de calabaza y chinicuiles. Nos faltaron los nopales.

En estos tiempos que no ha llovido, yo digo, "voy a gastar fuerzas ahí [en el huerto] y deshierbar todo, ¿para qué?" si el cultivo no se me va a lograr. Sin agua no hay comida. No tiene caso que yo me meta de lleno a sembrar, si no voy a tener qué comer. Las semillas las sacamos siempre de la misma cosecha, pero este año que no ha llovido, pues tendremos que conseguirla por ahí, comprarla. Y pues lo malo de comprarla es que luego uno tiene que comprar también el químico, porque luego no se logra la cosecha tampoco. A mi me gusta sembrar, yo sembré todo mi huerto, mi milpa, mi alberjón, mi calabaza y chilacayote, la tuna, mis acelgas, lechugas y rábanos, cilantro, nosotros sembramos todo eso. Luego llegan ratones y me sacan las semillas, y ahí voy y las vuelvo a meter, porque soy cuidadora. Pero te puedo decir que toda mi familia come con mi huerto, y así ha sido desde que me acuerdo.

Doña Gloria y Don Ramiro recibiéndonos en su casa

S: ¿Los alimentos saben distinto en dependencia de cómo los cultivamos?

DG: Sí, claro. Estos quintoniles [unos que están sobre la mesa] no tienen químicos y saben hasta un poquito a tierra, pero están limpios. No le echo agua sucia, y sin embargo va uno a Apan y compra quintoniles y no sabes ni de dónde son, ni cómo los cuidaron. Ya todo viene del químico. Por eso se enferma uno. La salud tiene que ver con lo que comemos, yo ya no puedo comer carne, está bien amolada. Sabrá Dios con qué alimentan al pollo, lo engordan de volada, eso no es normal. Yo que tengo animalitos de plumas, cuando me los como estoy tranquila porque sé que son de mi rancho. Yo no les meto químicos, nomás les doy maicito, quelites, gusanitos, qué sé yo, pero está limpio el pollo. Es importante decidir cómo queremos cultivar lo que comemos porque es lo propio, lo que finalmente vamos a consumir. Yo estoy haciendo unas compostas de ceniza, carbón y cal. Es un abono orgánico porque yo no le quiero poner químicos a lo que como. Mucho menos comprarlo; acá tenemos muchas colmenas, nosotros no podemos echar nada de eso [fertilizantes, plaguicidas y herbicidas] porque mis abejitas comen de ahí. El año pasado dejé mi acahual, todo todo lo dejé. De ahí mis colmenitas comen. Al principio sí usábamos químicos, pero nos dimos cuenta que lo que estábamos haciendo estaba mal. Y fue porque vimos que se quemaba todo por completo y ya no salía ni un quintonil, ni una hierba. En vez de nutrir la tierra, uno la está amolando por completo. Y eso ahora tiene mucho que ver con las lluvias, porque si tu tierra está quemada, pues ya no llueve y se secan los mantos acuíferos que la mantienen húmeda.

Ahora está la situación crítica porque no tenemos floración para las abejas, no tenemos agua para los cultivos. No ha llovido, no hay cosecha. Ya nadie trabaja el campo como antes. Yo veo esta situación muy triste.

Aves en el huerto de traspatio de Doña Gloria

S: ¿Lo que sembramos tiene que ver con el cuidado del planeta?

DG: Lo que sembramos tiene muchísimo que ver con el planeta. Antes te digo, había muchísimo maguey y las lluvias no faltaban. Ahora ya nadie tiene maguey y no llueve. No hay esa conciencia de que si tiro un maguey; planto otro. La gente abandonó por completo sus tierras de labor y mira como nos está yendo. Creo que los que tenemos la oportunidad de trabajar el campo, tenemos que ir a plantar y sembrar y cultivar para cuidar del planeta. Me gustaría que más gente pensara como pensamos nosotros. Hay gente como mi hijo y Toroto que se pasan los días reforestando. Regenerando el monte. Algo que la gente no entiende es que cuando tú le haces un mal a tu tierra, y tiras lo que ahí crece, como los magueyes y los nopales, le haces también un mal a todos. Si seguimos cultivando todo lo que siempre hemos comido, estoy segura que el planeta se recupera. Más con esto del cambio climático.

Don Ramiro compartiéndonos de sus duraznos

(Fin de la entrevista)



Doña Gloria y su familia se alimentan en gran proporción del huerto que tienen en su casa. No sólo deciden qué comer, sino cómo cultivarlo. No les gusta utilizar químicos porque dañan el ambiente, a sus colmenas y a los animales que visitan sus tierras. Un entendimiento muy claro que tiene Doña Gloria es que lo que sale de la tierra finalmente se convertirá en tierra, que ese proceso entre un quiote y composta, o entre penca y leña, son sólo eslabones de un ciclo mucho mayor; ciclos biogeoquímicos, metamórficos, ecosistémicos y locales.

Tanto la agroindustria como el cambio climático (en parte, causa y efecto de un mismo sistema) vulneran la capacidad de las comunidades que trabajan y cuidan del campo para autosustentarse de él. Esta es una forma de opresión y un tema de justicia climática que no podemos obviar, puesto que su alimentación -así como la nuestra- depende de una serie de recursos naturales cuyo acceso, día con día, resulta más complicado.

Si bien la reducción y mitigación de gases de efecto invernadero debe ser prioritaria para seguir percibiendo los servicios que obtenemos de la naturaleza -y de los cuales dependemos enteramente- repensarnos el sistema alimentario, ya que están interconectados, es también una necesidad: por el planeta y su biodiversidad, por quienes trabajan el campo, por nuestra propia salud y por el ambiente.

El cambio climático nos ha demostrado que ninguna de nuestras acciones tiene consecuencias aisladas. Lo que comemos, cómo y cuándo lo comemos infiere con la biodiversidad, con la acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera, con la capacidad del suelo de infiltrar agua, con la salud de los polinizadores, con las enfermedades que nos afectan y que por alguna razón hemos decidido vivir con ellas y no cambiar los hábitos que sabemos son su origen; por todo esto y más, es imperativo luchar por la soberanía alimentaria de los pueblos y comunidades, ya sea a través de transicionar hacia formas más sostenibles de producir alimentos y cuidar del ambiente, como lo es implementar prácticas de agricultura regenerativa, a través de conocer la temporalidad y origen de los productos que consumimos, a través de promover el libre acceso a los recursos e insumos para quienes trabajan y protegen la tierra, y a través de siempre revalorizar la enorme labor del campesinado y siempre luchar por su derecho a la autonomía y a la autodeterminación de sus prácticas, política y cultivos.




Sobre la autora:

Sandra es Editora Ejecutiva en Toroto. Le encanta leer y estar en la naturaleza.




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